lunes, septiembre 30, 2013

La reforma educativa es urgente...





Urge una reforma educativa que establezca las garantías para que no se permita que se trate a los seres humanos como a bienes de producción; una reforma educativa que permita reconocer las diferencias y sobre todo la posibilidad de la autorrealización. Actualmente la educación fomenta el silencio, la obediencia ciega; permite que el ser humano se convierta en un esclavo de la productividad, nunca de la sensibilidad, en un frío índice, en una cifra que revisar por la OCDE que pretende convertirnos a todos (los que no nacimos en superpotencias) en esclavos de las grandes empresas trasnacionales.


Urge una reforma educativa que privilegie la colaboración, los valores, la integridad familiar; urge una reforma educativa que vigile los contenidos mediáticos que influyen directamente en el individuo en formación, una reforma que obligue a voltear a ver a quienes han sido invisibles para muchas generaciones (los grupos vulnerables como los indígenas, niños, personas en situación de calle, mujeres, adultos mayores, etc.), una reforma educativa que nos haga concientes de nuestro valor como país y que nos dé las armas (ideológicas e intelectuales) para defendernos ante la voracidad del mundo actual.


Sacando cuentas, la instrucción escolar es, en la actualidad, un catalizador que retarda la acción de los individuos, tanto para buscar el bien propio como el bien común. ¿No me crees? Basta un vistazo rápido a la instrucción escolar en México para establecer un parámetro: se necesitan - más o menos – ¡veinte años! Para obtener un título profesional, mas algunos otros de trámite, para acceder directamente -y sin escalas- al desempleo o al subempleo (lo que en muchos casos es más grave porque limita la exploración de mejores posibilidades en pos de la inmediatez, de la supervivencia); posteriormente, una vez que hemos alcanzado la seguridad social, si eres uno de los afortunados en lograrla, podrás considerar un éxito si alcanzas el derecho a la vivienda para endeudarte –mas o menos- ¡otros veinte años!


La educación en México, como en otros muchos lugares de América Latina, provee graves problemas en lugar de soluciones, nos prepara para una vida de esclavitud moderna, para ser mano de obra barata de las potencias económicas mundiales. Por ejemplo, en México, se habla ampliamente de la investigación científica pero hay muy poco presupuesto para la investigación, para el patentamiento y para  el desarrollo de tecnología; entre los países de la OCDE, México es el país que menos invierte en este rubro y sobraría decir porqué (somos, ante potencias como China, Estados Unidos, Reino Unido, Israel, Japón, etc. los parientes pobres, los indeseables pero necesarios). Sin la posibilidad de generar tecnología y conocimiento, pero con toda la disponibilidad de consumirlo viniendo del extranjero, la educación pública produce alumnos que terminan siendo empleados con nulos derechos laborales de algún Oxxo, Bama, Chedrahui, Sams Club, Waltmart y con seguridad de DragonMart cuando esté ya construido.

En otro ejemplo paralelo, se habla ampliamente de la cultura, de la conservación de nuestro patrimonio tangible e intangible pero se recorta mortalmente el presupuesto para la cultura y las artes al inicio de este sexenio y se pretende otro recorte de magnitudes retrógradas en este sentido. Nuevamente, el discurso de la escuela y el de la realidad se contraponen.


La globalización es el pretexto perfecto para torcer los objetivos de la educación en México, dejamos de atender los problemas más arraigados y profundos de nuestra sociedad (el hambre, la discriminación, el poco o nulo desarrollo social de muchas comunidades, la dependencia alimentaria, la falta de tecnología para el uso sustentable de nuestros recursos naturales, etc) en aras de tener las competencias que exige el mundo globalizado, o mejor dicho, las competencias que exigen las pocas empresas que concentran el capital de este mundo globalizado.


Así, la educación se convierte en un paliativo, en un fin en si mismo y no en un medio para alcanzar el bienestar que bajo las condiciones económicas actuales jamás llega porque el sistema se ha preocupado por “formar”, aunque es mejor decir adoctrinar a jóvenes adultos que aceptarán cualquier oferta de trabajo con la esperanza de sobrevivir. 


Es cierto, desde hace unos años, la educación superior maneja el mensaje del autoempleo, de la generación de empresas frente a la opción de ser asalariado o estar bajo la protección del presupuesto; pero también es cierto que el sistema no privilegia la originalidad necesaria para el emprendimiento sino la homogeneidad (Las mismas competencias para todos, sin importar las diferencias) y tampoco promueve la formación de individuos capaces de generar capital a partir de las ideas (único bien –aunque intangible- del estudiante de nivel superior). Peor aún, el discurso del autoempleo que se maneja en las escuelas, se convierte en una contradicción tan pronto se confronta contra las políticas públicas que en lugar de fomentar, castigan a los emprendimientos. Por ejemplo, hoy Pepe y Toño no estarían tan contentos de saber que de aprobarse la reforma fiscal, que busca la desaparición de los estímulos fiscales de que gozaban las MPYMES, ya no existen las posibilidades de emprender un nuevo negocio.


Hoy, más que nunca, es un error pensar que el acceso a la educa ción superior es sinónimo de bienestar. Por eso es urgente una Reforma Educativa, pero una verdadera reforma educativa (no solo laboral) que busque como fin el bienestar social y no solo la desaparición de poderes fácticos, una reforma educativa que tenga por objetivo la alineación del discurso de la escuela con las condiciones de la realidad (o mejor aún, viceversa), una serie de vínculos completamente funcionales entre planes de estudio, políticas públicas y condiciones socioeconómicas que den a todos y cada uno de los que estudian el nivel superior – e incluso a aquellos que no- la oportunidad de trascender.

A la educación en México le urge una reforma claro está…una de verdad.

Gracias por leerme.

sábado, septiembre 28, 2013

Pasos para armar una revolución...de conciencias.


Profesor, no sé cuanto tiempo más estarás haciendo oír tu voz en las calles, no sé cuantos más se sumen al movimiento cuando las otras reformas (fiscal, energética, etcétera) impongan -de manera unilateral- una nueva forma de país, no sé si conseguirás tus objetivos; pero quiero decirte que la lucha debe continuar por siempre y para siempre. Cuando regreses a las aulas, quiero pedirte un favor; acabemos con este mal de raíz, acabemos con la posibilidad de que las condiciones de ignorancia y de intereses particulares sigan cubriendo a este país de tristeza, muerte, apatía, robo, tortura, intolerancia, saqueo y abuso de poder.

El poder del magisterio es inmenso, es más grande que toda la represión, es más grande que el poder económico, más grande que el poder de la televisión, es incluso más grande que los tres poderes de la República. El poder del magisterio radica en la posibilidad de sembrar en otros la idea de la libertad, la idea de la justicia, la idea de la equidad y la inclusión. En este mundo, no hay nada mas influyente que un maestro...que un buen maestro.

Te invito a seguir esta dirección en tu actuar como docente, sin importar el nivel educativo en el que impartas clases:

No. 1 Enseña a tus alumnos a leer y a analizar, a pensar lo leído. E inmediatamente después enséñalo a compartir lo que sabe, lo que piensa. Enséñalo a no callarse cuando la circunstancia obligue a hablar.

No. 2 Fórmalo crítico y propositivo. Enséñalo desde pequeño a pensar en soluciones y motívalo para que las ponga en práctica.

No. 3 Enséñalo a dudar, siempre a dudar. La radicalización de ideas está siempre basada en el dogma y eso es nefasto. La ciencia y la conciencia crecen precisamente por la capacidad de dudar.

No. 4 Enséñale a luchar por sus derechos y a cumplir sus obligaciones. Enséñale que el no cumplir con sus obligaciones tiene consecuencias pero también enséñale que, a pesar de ellas, debe desobedecer cuando hay injusticia de por medio.

No. 5 No sólo formes profesionistas o técnicos capacitados, preocúpate sobre todo por formar buenos seres humanos, con mucho sentido social, con capacidad de empatizar, de solidarizarse. Con la capacidad y el deseo de luchar por los que menos tienen, por los que no tienen voz (pero si voto), por los olvidados.

No. 6 Enséñale historia, mucha historia, para que no repita los errores que hemos cometido (ya muchas veces) como sociedad.

No. 7 Enséñale que la humildad debe ser su tarjeta de presentación con aquellos a quienes la vida ha privilegiado menos. Y que el carácter debe ser la tarjeta de presentación ante quienes ostenten el poder. Enséñalo a no humillar y a no humillarse, a ver a todos como sus iguales.

No. 8 Muéstrale un mundo aparte de la televisión, guíalo en sus aventuras, cuéntale las consecuencias que la adicción a la "caja idiota" ha provocado en nuestra generación. Cuéntale que los medios de comunicación unidireccionales como la tv manipulan la información de manera impune. Y nuevamente, hazlo dudar.

No. 9 Enséñale a no discriminar por ideas políticas, preferencia sexual, religión, raza, color, sexo, etc. Enséñalo a respetar las diferencias y sobre todo, a aprender de ellas.

No. 10 Enséñalo a colaborar, a compartir, no a competir. El sistema actual nos convierte en profundos individualistas, egoístas; capaces de todo con tal de lograr el éxito (y siempre en las escuelas enseñamos que el éxito es económico o no es éxito), el sistema nos prepara para la competencia, no para la colaboración.

Cabe aclarar profesor que para enseñar lo anterior, no hay competencia didáctica que valga si no existe el ejemplo de por medio.

Cuando regreses a tus aulas, continúa la lucha, no solo por restaurar tus derechos sino por restaurar los derechos de tod@s los mexican@s; trata de que no se repita la historia de cegarte y enmudecerte solo para que no toquen (o devuelvan) tus mal llamados "privilegios", trata de que la lucha sea igual de apasionada cuando se cometan injusticias contra cualquier otr@ en este país.

Profesor, tú tienes la oportunidad de cambiar conciencias, de despertarlas, no la desaproveches. Somos muchos, somos más.

Gracias por leerme.